12 de noviembre de 2008

En el andén


Se mimetizó en un contexto de abrigos, sacos, chamarras, bufandas. Tom Maclain no podía encender un cigarrillo entre la multitud, además ya estaba prohibido, prácticamente sólo podía fumar en su casa. Seguía, entre el movimiento de cientos de personas, a un individuo que se le escabullía entre gorras, sombreros y cabellos de todos colores. Era su objetivo un oficinista gris, simple y sencillo, pero del cual se había descubierto que servía de enlace entre un traidor y un agente que traficaba documentos ultra secretos para su país. Tom trataba de conocer los movimientos del “enlace” para determinar si eso lo podía conducir hasta quien recababa la información. Esa vez, como en otras, yo caminaba cerca de Maclain, pues cuando yo bajaba del metro, él siempre estaba ahí; íbamos como en la corriente de un río caudaloso. Su verdadero nombre no era Tom Maclain, sino Esteban Matamoros, personaje que se inspiraba en Mente brillante (A beautiful mind).

1 comentario:

joseluis dijo...

Qué risa... Me ha gustado mucho ese intercambio de información personal.

Saludos :-)