29 de marzo de 2010

De nuevo a recomponer

Tomé la pluma y me disponía a escribir mis notas cuando, de súbito, como sucede siempre, un caudal de imágenes comenzaron a llegar y a encimarse. Eran aquellas cosas del pasado que despiertan y regresan a tocarnos la puerta. Un montón de asuntos empolvados que se sacuden y que no es posible ignorar. Es necesario observarlas para reorganizarlas y recomponerlas; rearreglarlas para que en nuestros recuerdos tengan sus espacios. No se debe mirarlas demasiado, sólo hay que acomodarlas para que vuelvan a dormir en paz por mucho tiempo.

22 de marzo de 2010

Este día la ciudad

Este día la ciudad siguió pasando vertiginosa como suele suceder a diario. Por la ventana entraba el viento que agita, el polvo que levanta, los sonidos que emite. Este día la ciudad sin mí... yo sin ella; la dejé transitar allá afuera. Yo, yo me quedé dentro, extrayéndo motas de recuerdos de la alfombra, de los resquicios de los muebles olorosos a tiempo. Este día la ciudad se fue oscureciendo entre las notas de un desvaído Charlie Parker y su alto saxofón. Al mismo tiempo abrió los ojos de luz y se vistió con su traje de colores para disfrutarse, así, de noche. Yo ya no salí.

17 de marzo de 2010

Once again

Once again es el título de un librillo de setenta páginas que encontré en una tienda casi, casi fuera de lugar. Lo compré y lo leí en dos sesiones. Encontré que tiene un personaje solitario, pero que ama su soledad y su entorno de personas desconocidas. Se concentra en la lectura y escribe páginas que luego desecha, aunque no todas. Pero en fin, uno trata de encontrarse en los textos e identificarse para aprender a recomponer cosas. Me dormiré pensando en ciertas calles que encontré ahí.

16 de marzo de 2010

Nuevo cuadernillo de notas

Mi cuadernito de notas encierra mucha anotaciones, pero se le han doblado las puntas de las tapas y parece que ha andado por el mundo rodando. Un nuevo cuadernillo de notas es lo que necesito, me dije. Pero al momento advertí que ha sido un buen cuadernillo; que contiene un gran número de desesperaciones escritas en los momentos de mayor soledad y que me ha acompañado por lugares insospechados y ha aguantado las gotas de café caliente, me he arrepentido. Lo veo como un soldado maltrecho que ha efectuado algunos actos heróicos, imposible desecharlo ahora. El cuadernillo nuevo puede esperar todavía en el estante.

15 de marzo de 2010

El rostro que puedes ver

Mira que resulta, a veces, que parece que nos acostumbramos a vivir sin cierta gente cerca de nosotros. Hay días en los que recuerdo especialmente a mi padre y deseos profundamente verlo y hablarle. Y tengo esa sensación de que está lejos, pero que de alguna forma puedo contactarlo. Es cuando advierto que he vivido tantos años sin él que se me vuelve normal la vida así. Ese rostro que puedes ver en tus recuerdos tal vez ya ni siquiera es la cara verdadera de quien uno recuerda. Hemos construido unas facciones para sentirnos anclados a una persona, a un pasado. Ello me recuerda a Ivonne Saed quien en su libro Sobre Paul Auster, nos narra que lo que se recuerda sucede dos veces. En el caso de mi padre, es como si su identidad reforjada, compuesta por mí, continuara viviendo, continuara en una especie de vigencia.

12 de marzo de 2010

Hoy saldré por la noche

Diferente a mis hábitos, hoy saldré cuando la noche sea incipiente. Envejeceremos un poco más con ella.

11 de marzo de 2010

Una o dos líneas

A veces, es suficiente una línea o dos en nuestro cuadernito de notas: la lluvia en el cristal de la ventana se resbala como si fueran largas horas.

10 de marzo de 2010

Sin buen viento

Tal vez los que no sabemos exactamente a dónde vamos, no encontramos buen viento para nuestro velero. Navego las calles sin astrolabio, con la vela henchida de esperanza, pero sin rumbo. Me imagino timonero con maestría, sorteando los vaivenes de multitudes, pero me doy cuenta que sólo soy un pequeño madero subiendo y bajando al ritmo de las olas. La ciudad me adormece y me conforma, la habito a veces feliz, a veces dejándome llevar. De noche trazo un mapa de sus recovecos y esquinas y de día se desdibuja en un irónico acto de magia. Solamente me queda el papel para, nocturno, intentarlo de nuevo... y volver a empezar.

4 de marzo de 2010

Otro día más

Otro día más y la existencia sigue su curso, no se detiene. Un pensamiento, una respiración, una mirada y nos damos cuenta que muchos instantes pasaron. Otro día más... un segundo y cuántas cosas se han marchado. A veces permanezco estático tratando de contar lo que se va, tratando inutilmente de darme cuenta.