12 de septiembre de 2010

En espera

Como mujer no le es diferente la soledad. Rodeada de los muebles y del silencio del departamento, miraba la portada de la novela que tenía enfrente: New York Blues. Le gustaba el título y el autor, Jeff Adams, pero no la había abierto. En la nublada tarde, estaba disfrutando de hallarse en medio de la creciente penumbra. Más tarde abriría la novela y leería las primeras páginas. No necesitaba más... aunque a veces... bueno...

6 de septiembre de 2010

Una sombra más

Mientras caminaba por San Mateo, perdido entre la multitud, el cielo bajó hasta quedar casi frente a frente, cara a cara. Era una mancha nublada que parecía que descargaría su conciencia condensada en su corazón de vientos helados. Su aliento desparpajó recuerdos muy viejos; de tormentas antiguas, de callejas empedradas, de olores a café y cigarro; recuerdos de canciones entonadas hace mucho y perdidas ya en el cajon de las cosas de siglos. Cada uno se fue acurrucando en sus ropas, en sus pensamientos. Yo hice lo mismo, me metí en mis cosas, incliné un poco la cabeza y continué andando. Crucé la plaza cuando empezaba a oscurecer. Me fui volviendo una sombra, como los demás, y me desvanecí como un humo transparente por el caminillo de cemento. Nadie reparó en mí.

2 de septiembre de 2010

La Nada

Hoy, al doblar una esquina, me encontré con la Nada. Me miró como vieja conocida y me abrazó. Me impregnó de lejanía, nostalgia y desconsuelo. Luego, me marché, vacío, como sin nombre, como sin voz, como sin alma.
En una vidriera alcancé a distinguir a un maniquí que cruzó en silencio. Llevaba mi ropa y mi libro.