21 de junio de 2009

Nota al margen

Una tarde vi a un desamparado queriendo cruzar la calle, el semáforo estaba en verde y él debía esperar. Sin embargo, en un raro intervalo sin vehículos, se lanzó. Puse los ojos en la acera un segundo, cuando escuché el golpe seco del cuerpo en un auto y el resbalar de las llantas sobre el pavimento mojado. Ya no fue necesario mirar, había sucedido, era un accidente. Seguí andando rumbo al Café.

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