Han pasado varios días sin que viniera a estas páginas. La razón es que anduve mucho en las calles, bajo la llovizna y entre las luces de neón y de las farolas de la plaza que tanto me gustan. También me comprometí con alguien que conozco a traducirle unos breves escritos. Me llevó tiempo, me entretuve con eso; hubo otras cosillas más que me mantuvieron lejos de las sombras y las siluetas fantasmales, de los murmullos nocturnos y todo eso, de las soledades y las ventizcas frías.
En fin, ya volveré con los fragmentos de quien se desbarata cualquier día.
la historia del perro que se muerde la cola
Hace 15 años.
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