12 de diciembre de 2009

En la página blanca de un libro

Para no tener miedo déjame ser tus ojos en la oscuridad, para no irnos de bruces déjame la luz de tus cirios. Trazaremos un mapa de los días que vienen y remarcaremos con lápiz el paso de la noche, con lápiz para poder borrar y cambiar el rumbo. Estas calles que ves son las rutas para navegar en la ciudad de los sueños en la oscuridad sin nombres. Nos iremos perdiendo entre la gente, disimulados entre los pasos, aceras y puentes. Para no tener miedo, nos iremos juntos, tu codo con mi codo anudados, sin mirar atrás. Simplemente nos marcharemos, la noche puede ser muy larga y esconder la luna. Por hoy, me detengo aquí, en esta solitaria estación donde mi cama está dispuesta y mi lámpara encendida. Ya mañana seguiré este poema que se desalienta a ratos.

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