Por la plaza, todavía húmeda por la llovizna de la tarde, cruzan los transeúntes; unos presurosos, otros lentamente. Yo camino sin prisa, respiro el aire de la incipiente noche y me lleno de las luces de las farolas. No hace frío, pero el aire fresco reanima. Es una buena noche. Todo luce en paz.
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