16 de noviembre de 2010

El hombre en la calle solitaria

Se había borroneado el día. A las cinco de la tarde oscureció de tal forma que parecía que la noche tenía adelantado su reloj. Comenzó una llovizna fina, tanto que no se apreciaba, pero las paredes y el pavimento brillaban imitando en horizontal los edificios. No me importaba nada de eso, arrellanado en mi lugar en el café (igualmente muchos comenzales conversaban, otros leían revista o periódicos o libros, así que no era el único metido en mis cosas. ¡Ah! estaban los que miraban,casi inmóviles, por la ventana hacia la calle reflejante). Con gozo comencé a tocar la portada del libro, que encontré en un estante en una de las librerías de la avenida Matías. Me gustó la portada, es una pintura de un tal J. Smith. Se trata de un hombre de pie en la acera de una calle angosta, empedrada, solitaria y de farolas tristes. El título, abarca un poco de la parte superior de la imagen; está escrito con letra Arial color blanco, como despintándose: El hombre en la calle solitaria de Ethan Curtis (no lo conocía) 1996. ¡Cuentos! Son catorce cuentos que leeré poco a poco y que me dispongo a disfrutar. La editorial, desconocida para mí, es Unicornio, española; la traducción, de Amílcar Borrero, 2008. La factura del libro es buena, flexible, para ser abierto de par en par. La contraportada informa que el autor escribe literatura urbana; sitúa sus historias en Nueva York o Boston. Sus temas: la soledad, la muerte, las relaciones interpersonales fracturadas y, particularmente, exploraciones a los laberintos internos de sus personajes. Pediré más café y un pan vienés. No he escrito ni una línea, pero he leído muchos mundos.

1 comentario:

joseluis dijo...

Es muy agradables ver/leer cómo entrelazas los mundos que vives, no sólo los que lees o escribes..., pero, me dirás, es lo mismo: lo vives.

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