7 de agosto de 2010

La memoria en la literatura

Hace mucho tiempo, alguien me dijo que no está bien escribir textos que sólo son recuerdos. De hecho, alguien criticó mi primer libro diciendo que lo había escrito a partir de lecturas. No me importó que dijeran ninguna de las dos cosas. Se escribe porque se desea hacerlo; que uno se base en memorias, en lecturas en verdades o en imaginación, el punto es elaborar, construir, tejer, hilvanar, un cuento, un poema o una novela. Puedo anotar que Woody Allen se repite en cada película y que Paul Auster en sus novelas, también. Creo que sucede esto no por carecer de imagianción, sino porque les gusta crear los mundos que a ellos les son cercanos, acogedores y que, simplemente, resultan de su interés. aquí, en esta ciudad, tengo matrial para contar lo que me llama la atención y, además, estás páginas constituyen, a veces, el diario de un hombre solitario. Ese puede ser alguien conocido o yo mismo o un configuración de letras. En este punto debo decir que nadie es lo que parece y nada es lo que creemos. Me gusta la multiplicación de personalidades y la incertidumbre. Hoy, por ejemplo, llueve y la ciudad luce empañada; yo escribo, desde un altillo penumbroso, tibio y tranquilo. Eso es suficiente.

1 comentario:

joseluis dijo...

Hace muchas lunas, asistí a una plática que dio Guillermo Samperio. Entre una cosa y otra, refirió aquello de que él escribía a partir de sus vivencias. Puso de ejemplo que en una ocasión regresó a la Ciudad de México en autobús, y tomó un taxi para ir a casa. Y ahí iba él, en silencio, en un silencio que solo era perturbado por los sonidos de la radio. Entonces, fuera la música o las voces de los locutores que se preguntó, "¿por qué solamente puedo escuchar estas estaciones de radio en taxis y camiones?".

El resultado fue un cuentito suyo titulado "Radio Palmera".

Y en efecto, tras leer varios libros de un mismo autor, llega un punto en que estás como leyendo variaciones de una misma voz; llega un punto en que sabe qué construcción utilizará en la siguiente oración: la ves venir... Es parecido a como cuando escuchas una canción nueva de tu artista favorita, sabes que requiebro le dará en la siguiente pauta.

Quizá, lo que moleste a algunas personas sea cuando logras ese punto en que tus recuerdos se confunden con los suyos y tienen una especie de pánico escénico ante lo que sienten como un hurto a la memoria suya. No se sienten identificados, más bien sienten que te has apropiado de sus recuerdos y, aún más, has tenido la desfachatez de ponérselos en su cara, en forma de texto.