11 de agosto de 2010

Casa sola

Afuera, una ola amarilla es el jardín silvestre. Dentro, la penumbra va creciendo, invade la sala y el comedor, la estancia y la cocina, las habitaciones. En los muebles el polvo casi ingravido se deposita. Hay un silencio distinto, un sensación de ausencia total. La casa no se encuentra simplemente sola. Un libro, sobre la mesa de noche enseguida de la cama, abierto, pero nadie lo lee. Cerca del libro, sobre la cama... La casa está de luto. Sola.

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