31 de diciembre de 2011

Cuando recuerdo a mi parde

A veces, me acuerdo de mi padre. Murió cuando yo tenía 21 años. Ahora que estoy viejo y lo llegó a recordar, se despierta en mí un vivo deseo de hablar con él. Me gustaría verlo en sueños y que me dijera exáctamente dónde se encuentra. Que me contara cosas, no sé cuáles, cosas que me dejaran conocerlo. Físicamente lo rentengo en mi memoria, pero nunca entendí sus corajes, particularmente nunca comprendí su eterna tristeza. Había tristeza en su voz suave, en su mirada, en sus actitudes, en su manera de fumar y de mirar más allá de los muebles. Cuando pienso en todo esto, mi espíritu se entristece; me abraza la nostalgia. Tengo deseos de ir al tiempo de mi adolescencia y conversar con él, pues nunca lo hicimos. De algo estoy seguro, por varios pasajes de mi vida y actitudes suyas: me quería. Esto lo entendí muchos años después.
Lloré desde el fondo de mi corazón hasta los ojos cuando murió.

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