2 de abril de 2010

Asunto de gramática

Se quedó frente al espejo mirando ese rostro que no le pertenecía. Un caudal de imágenes se fueron encimando unas sobre otras provocando que las facciones se le ondularan como si se encontrara mareado o en una pesadilla. Sin pasado no hay dolor. Pero no tener pasado es un pensamiento tan absurdo como figurarse que la muerte se olvidará de nosotros. No tener pasado es un acto de un instante: al nacer. No tener pasado es no existir, no ser. Ante ello, fue desechando capa por capa como si pelara una cebolla. Al final de la suma, quitar las capas del pasado como pelar una cebolla, igualmente nos hace llorar.
Cuando notó que el rostro en el espejo volvió a ser lo más parecido a él, intentó una sonrisa, no resultó como la deseaba y dio media vuelta y dejó a sus espaldas el espejo inquisidor que le devolvía en reflejos cosas que no quería volver a ver.
El pasado es un espacio verbal que había tachado en su gramática personal; el tiempo presente era su mejor conjugación. En cuanto al futuro, no le disgustaba, no lo consideraba de imprtancia, podía existir o no. Lo único que vislumbraba era que, en algún momento, partiría de este mundo con un boleto sólo de ida.

1 comentario:

joseluis dijo...

Lo de pelar la cebolla me recuerda siempre aquello de Zolà en Naná, las capas más externas van protegiendo las más internas, las más sensibles, las más tiernas.

¿De qué manera la gramática especular nos puede deformar un verbo, un adjetivo o lo sustanciosos de un sustantivo entre signos de exclamación ¿o interrogación??

Un saludos desde acá :-)