10 de marzo de 2010

Sin buen viento

Tal vez los que no sabemos exactamente a dónde vamos, no encontramos buen viento para nuestro velero. Navego las calles sin astrolabio, con la vela henchida de esperanza, pero sin rumbo. Me imagino timonero con maestría, sorteando los vaivenes de multitudes, pero me doy cuenta que sólo soy un pequeño madero subiendo y bajando al ritmo de las olas. La ciudad me adormece y me conforma, la habito a veces feliz, a veces dejándome llevar. De noche trazo un mapa de sus recovecos y esquinas y de día se desdibuja en un irónico acto de magia. Solamente me queda el papel para, nocturno, intentarlo de nuevo... y volver a empezar.

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