6 de diciembre de 2008

Invierno

La nieve descendiendo, etérea. El resplandor lunar, al posarse sobre los copos ingrávidos, se resolvía en blancos destellos. El paisaje envolvía casas aletargadas. Las ventanas lucían iluminadas detrás de los cristales empañados. Los árboles brillaban como plagados de luciérnagas. Algún entrechocar de platos, el olor a cena emergía al aire frío, voces de niños sentados a la mesa.
Observaron detenidamente advirtiendo la novedad de la escena y sucedió que todo ese tiempo cada uno cerró sus pensamientos al resto de la tripulación, ensimismados.

1 comentario:

joseluis dijo...

Es curioso ese elemento ensimismador que surge ante lo desconocido, circunstancia en que dejamos de ser nosotros para exteriorizarnos en lo otro.

¿Para cuando tendremos la primavera?

Y estos pequeños poemas con navidad incluida me han gustado.

Saludos