2 de septiembre de 2010

La Nada

Hoy, al doblar una esquina, me encontré con la Nada. Me miró como vieja conocida y me abrazó. Me impregnó de lejanía, nostalgia y desconsuelo. Luego, me marché, vacío, como sin nombre, como sin voz, como sin alma.
En una vidriera alcancé a distinguir a un maniquí que cruzó en silencio. Llevaba mi ropa y mi libro.

No hay comentarios.: