22 de septiembre de 2009

Cambio de ánimo

A veces el día de luz color café trasgrede las horas; aparece en el ánimo el deseo de refugiarse, aun cuando los relojes, en completo acuerdo, susurran las dos de la tarde. El viento cambia repentinamente, los pensamientos se derriten pesados, los hombros se cansan. Afuera, los peatones se entrecuzan presurosos, ensimismados, con los vellos erizados. La competencia por la acera, la lucha por el asiento en el transporte, es inminente. Cada uno se introduce en un hueco en el aire para no ser visto ni ser interpelado, para que nadie moleste. La ciudad a veces es un yermo, grande y laberíntico... aun así, la transito.

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