Parece que los días van dando vuelta en círculo. A veces advierto que encuentro los mismos rostros, las mismas situaciones, mismos sonidos... hasta los olores son los mismos. Bueno, aquí cabe que haya una equivocación de mi parte y que estas apreciaciones sólo sean mi imaginación. Lo mejor de todo es que eso me gusta. Desaparecí de las calles unos días para terminar un trabajo especial y ahora que regreso a ellas, a la plaza y al café, no encuentro nada diferente. De hecho, me gustó ocupar mi viejo rincón bajo la mortecina iluminación, mi café, mi libro, mi periódico y los demás comensales. Esta es mi vida, que con estas repeticiones me recueda la emoción de mi niñez, girando y girando en el tiovivo.
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