Hoy no quiero escribir, será por que vi al hombre de enfrente de pie, indeciso en el umbral de la puerta cerrada, con una maleta en la mano y en la otra, imagino que una historia por enterrar. Finalmente, vacilante y desarticulado, se marchó.
Hoy no quiero escribir, será porque mi teléfono no suena desde hace años y hoy, no sé por qué, volví a notarlo. Esta es la última línea de hoy, la noche doméstica empieza a rodearme, encenderé la lámpara y dejaré caer la vista sobre el muro de ladrillos negros de esta novela aciaga.
Despertar
Hace 13 años.
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