5 de septiembre de 2006

Peregrino en una nube solitaria

Peregrino en una nube solitaria
tu nombre
engastándose en la tristeza de la ausencia.
Me ha dolido tantas veces la distancia
del valle dorado de tu vientre
y confudido mi vuelo de paloma
mensajera.
Es un hecho irremediable el no estar.
Canto a tu cuerpo de pantera,
relámpago de amarillo deseo,
te mueves como rumor en lejanía,
me haces pensar en un invierno
derramándose de lluvia taciturna.
Espérame en un recodo de tu curso
para navegarte sin mencionar mi nombre,
sin promesas, meciéndome sin prisa
como un cerezo enamorado de la nieve.

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