Del amor y otras cartografías
Pintado en las ranuras cristalinas
caracola de agua en el vidrio
se resbala un beso transparente
que te busca y me busca,
no nos halla y se aleja,
pierde el rumbo el bote
sin timón, sin vela.
A estribor ensombrecido
se lee el nombre del alma que naufraga
descascarados trazos de sangre
para no ser pronunciados
destinados a guardarse así, húmedos
helados.
Yo soy la gaviota que cruzó silbante
por el radio de la anhelante visión
de tu corazón que no llamó,
y permitió la interposición de un segundo,
periodo eterno que se alarga y se alarga
ineluctable.
Ahora tu no no estás, yo me fui,
tu tratas de recordar mi nombre
yo, en mi mansión soliaria,
intento olvidar tu rostro.
Tu nombre sigue a fuego
tatuado en mi garganta.
Pintado en las ranuras cristalinas
caracola de agua en el vidrio
se resbala un beso transparente
que te busca y me busca,
no nos halla y se aleja,
pierde el rumbo el bote
sin timón, sin vela.
A estribor ensombrecido
se lee el nombre del alma que naufraga
descascarados trazos de sangre
para no ser pronunciados
destinados a guardarse así, húmedos
helados.
Yo soy la gaviota que cruzó silbante
por el radio de la anhelante visión
de tu corazón que no llamó,
y permitió la interposición de un segundo,
periodo eterno que se alarga y se alarga
ineluctable.
Ahora tu no no estás, yo me fui,
tu tratas de recordar mi nombre
yo, en mi mansión soliaria,
intento olvidar tu rostro.
Tu nombre sigue a fuego
tatuado en mi garganta.