13 de junio de 2012

Siempre la noche

Lou Armstrong ronrronea en mis audífonos y ahuyenta una y otra vez la perfecta imagen que ensambla en la parte del relato que escribo. El problema es que ha estado pasando una y otra vez. La música y la voz de Armstrong me inspiran a iniciar una historia nueva... me incitan a abandonar la laptop y salir y caminar la calle de farolas.(Cinco minutos más tarde) Camino con las manos en los bolsillos, lentamente. La noche me da su aliento; me murmura con sus labios azules, muy cerca, y me enamora con su pelo perfumado de estrellas.