12 de julio de 2011

Encuentros y desencuentros

Sucede de pronto que a lo lejos, en el bosque de prisas, he visto una figura peregrina que parezco reconocer; la observo y ¡Sí! Estoy seguro que es este o aquel amigo. Camino rápido y, como en los sueños, no logro darle alcance. Otras veces, como sucede en la realidad, lo consigo, llegó hasta él, pero enfrento un rostro desconocido. Sin facciones, sin nombre; un rosotro que creo me mira desde una distancia tan lejana que me entristece.
Hay días en los que he concurrido a un encuentro fortuito con alguien que, como yo, vaga solitario por ahí. La conversación se da amena, espontánea, se prolonga. ¿Será el olor de la tarde, el sol arrodillado, un buen ánimo venido de no sé dónde que se derrama entre las hojas?¿Será la vida?