30 de noviembre de 2010

Todas las calles

El día se ha derretido sobre la noche y la línea que los separa se ha vuelto tan difusa que es prácticamente imposible distinguir uno de la otra. Yo, como muchas veces, he pasado de la luz solar a la nocturnidad de colores. Bueno, soy un híbrido: día y noche. La oscuridad me sorprendió en el café (esto es frecuente). Cuando abandoné el lugar, no tomé a la izquierda como es usual; no fui directo a cruzar la plaza rumbo a casa; caminé a la derecha, con rumbo incierto, igual que muchos noctámbulos: a lo que depare la ciudad nocturna. Bien puede haber algo nuevo... tal vez nada. Parezco otro, con mi ropa, con mis manos y mi cara, pero otro. No un otro ajeno, desconocido, sólo otro yo. La noche me llama esta vez... y no le gusta esperar.

19 de noviembre de 2010

La mano del fuego

Alberto Ruy Sánches, La mano del fuego (segunda edición 2008. La primera edición es de 2007) editorial Alfaguara. Escrita esta novela con un lenguaje entre simple, poético y simbólico, abre un portal a mundos desconocidos para algunos. La mano del fuego se refiere a los aspectos del erotismo, a la sensibilidad de los amantes que se escuchan con las manos sobre la piel del otro. Habla de los significdos de los cinco dedos. Tarik Razaali, el mayor ceramista de Mogador, recibe el encargo de Jassiba, la mujer amante de Zaydún. Ella solicita a Tarik que le diseñe y elabore un modelo en cerámica; una pieza que Tarik, el mayor ceramista, no haya modelado y que jamás elaborará de nuevo. Jassiba pidió que cuando ella y su amante mueran, la pieza definitiva será moldeada con las cenizas de ambos. Ello será la expresión máxima del amor. Una pieza de extrema belleza, aunque inutil y frágil, pero única.
Tarik empieza a trabajar en el modelo perfecto, sin un parpadeo, recuerriendo a sus recuerdos sensuales y cuando ha formado ya la parte que constituye la vasija especial, un insecto llegó haciendo giros en el aire y entró a la estructura del ceramista. Era un cocuyo, pariente de las luciernagas. Este insecto es venerado por la gente de Mogador, pues sostienen que en esa luz, que los hace resplandecer en las noches, se guarda el alma de los muertos; luz que sigue brillando después que los insectos han dejado de vivir. La distracción que produjo el insecto hizo vibrar levemente la mano de Tarik, lo que le proporcionó a la pieza un aspecto singular, inimitable.
Mogador es una dimensión de símbolos y creencias, de tradiciones y oficios, de amor y amantes que bajo la luna se juntan y de mujeres que hacen el amor con el Sol... el Sol como amante.
Es hora de enceder la luz de un cigarrillo, beber los secretos del café y soñar con las callejuelas y tiendas de Mogador. La noche es fría, pero el alma tibia e íntima.

16 de noviembre de 2010

El hombre en la calle solitaria

Se había borroneado el día. A las cinco de la tarde oscureció de tal forma que parecía que la noche tenía adelantado su reloj. Comenzó una llovizna fina, tanto que no se apreciaba, pero las paredes y el pavimento brillaban imitando en horizontal los edificios. No me importaba nada de eso, arrellanado en mi lugar en el café (igualmente muchos comenzales conversaban, otros leían revista o periódicos o libros, así que no era el único metido en mis cosas. ¡Ah! estaban los que miraban,casi inmóviles, por la ventana hacia la calle reflejante). Con gozo comencé a tocar la portada del libro, que encontré en un estante en una de las librerías de la avenida Matías. Me gustó la portada, es una pintura de un tal J. Smith. Se trata de un hombre de pie en la acera de una calle angosta, empedrada, solitaria y de farolas tristes. El título, abarca un poco de la parte superior de la imagen; está escrito con letra Arial color blanco, como despintándose: El hombre en la calle solitaria de Ethan Curtis (no lo conocía) 1996. ¡Cuentos! Son catorce cuentos que leeré poco a poco y que me dispongo a disfrutar. La editorial, desconocida para mí, es Unicornio, española; la traducción, de Amílcar Borrero, 2008. La factura del libro es buena, flexible, para ser abierto de par en par. La contraportada informa que el autor escribe literatura urbana; sitúa sus historias en Nueva York o Boston. Sus temas: la soledad, la muerte, las relaciones interpersonales fracturadas y, particularmente, exploraciones a los laberintos internos de sus personajes. Pediré más café y un pan vienés. No he escrito ni una línea, pero he leído muchos mundos.

15 de noviembre de 2010

La casa negra (cuentos)

Patricia Highsmith (The Black House) fue publicado por William Heinemann en 1981 en Londres. Lo encontré en una mesa con otros libros que se vendían a bajo precio en un supermercado. Es una tradcción de Martín Schifino y fue publicada en 2010 por Cargraphics (Colombia). Contiene once cuentos que se unen por una pequeña amalgama de dos elementos: lo policiaco y lo bizarro. La traducción es buena en general. En lo particular me parece que contiene términos que no son "universales". Los cuentos poseen mucha descripción, pero, al mismo tiempo, avanza la acción. La característica de los textos es que cada uno abraza un final explosivo o abierto. No digo que son lo mejor como cuentos, pero si son bastante entretenidos y se leen con soltura e interés. En los cuentos aparece como constante el pesimismo y la inclinación a lo material sobre cualquier cosa, incluso, sobre otros seres humanos. Patricia Highsmith publicó en 1955 la novela The Talented Mr. Ripley (que fue hecha pelicula en 1999, dirigida por Antony Minghella y actuada por Matt Damon, Gwyneth Paltrow y Jude Law. Tuvo una segunda parte... muy buena, no les digo más). La casa negra conjunta títulos como Lo que trajo el gato (uno no imagina que pudo traer el gato), Ancianos en la casa (con un final inesperado), La casa negra (que se encripta, hay que leerlo con atención), La cometa (tierno, raro y con un final: inesperado), entre otros por el estilo.
Highsmith fue (nació en Texas, Estados Unidos en 1921 y murió en Locarno, Suiza en 1995) una mujer que se salió de su época ya que, dada al alcohol, se perfiló siempre como una persona problemática, así como por su homosexualismo, misantropía y desden por el American way of life, que la llevó a vivir a a Europa de manera definitiva (primero radicó en Francia, luego en Suiza, donde falleció).
Después de tanto café, les dejo estas notas por si alguien se interesa en este libro. Ahora debo cruzar la plaza negra (así me parce por el frío y las farolas moribundas) metido muy adentro de mi abrigo.

13 de noviembre de 2010

Noche fragmentada

Caminé entre la noche de noviembre, casi borracho. La ciudad nocturna parecía distinta. Era uno de esos estadios en los que después de beber un poco uno siente que no necesita a nadie. Un taxi tocó la bocina viéndome como posible cliente: no me importó; de hecho nada me importaba, Si llegaba a casa, bien, si no lo hacía, también estaría bien. Mi cuadernillo de notas dormitaba en el fondo del bolsillo de mi abrigo. Mi mente daba vueltas alrededor de miles de imágenes sin detenerse en ninguna. Cargaba en mi espalda un sabor a soledad y libertad. La ciudad, en esos momentos, era mi aliada; yo era parte de ella y de la noche. Me había mimetizado con la frontera de lo sórdido. Estaba listo para enfrentar, completamente solo, lo que fuera.

8 de noviembre de 2010

Ausencia

La ausencia, va y viene... pero, a veces, se queda. Cuando esto sucede se trastornan las horas y los hábitos, colapsan la luz y la sombras; se desmoronan las palabras y se conmueve el alma. La ausencia viene, y si se queda, las cosas se alargan, encaran una nueva dimensión. Yo no sé cómo lidiar con ella, no se cómo salir de ella. Lo mejor es esperar, en silencio, a que decida marcharse.

3 de noviembre de 2010

Invención de mí mismo

Lo que soy y lo que anhelo ser son uno en mí. No sé si lo que soy es una invención o si lo que deseo ser ya soy. Me es indiferente el dilema, el rompecabezas del Ser. No me importa ser una invención de mí mismo.