28 de abril de 2009

Encontrado en un papel

Hace unos días, mientras repasaba un libro, encontré una hoja delgada, con apariencia de haber estado entre las páginas desde hace mucho timpo. Era un poema que decía:

Mientras la marea del espacio
se extiende
el polvo solar con sus motas
invisibles
como flores sin color
nos cubrirá.
Nada será posible
hacer
sin conocer nada
del origen.
Nuestro cuerpo perderá
la batalla
lo invadirá el dolor de sus partes.
En la marea
nos dejaremos ir
moriremos.
La mayoría pasará a la sombra
del espacio.
Dejaremos la Tierra
en masa,
pero solos.

En estos días lo he recordado.

24 de abril de 2009

El día en el espejo

Hoy amaneció lloviendo. El cielo aparece oscuro, como de noche. A través del cristal empañado pude ver la misma escena de hace tiempo, como un volver el tiempo, como un repetir un sueño: de pie en el umbral, bajo la lluvia y medio cubriéndose con el paraguas, con la maleta en mano, un desconocido a punto de partir.

22 de abril de 2009

Nota mínima

Hoy amaneció lloviznando; no parece gran cosa, pero... bueno, la ciudad luce diferente; se ve más ciudad, más grande. Con la lluvia los edificios se destacan, nos asaltan con un brillo inusitado. Caminaré a la parada del autobús y mientras espero observaré a la gente. Sé que miraré pasar, como casi todos los días, a la mujer de paso rápido, cara seria, dura, con gesto de que algo muy malo le sucede. Pasará y en unos segundos la olvidaré; subiré al camión y dejaré la parada para darle posibilidad a la aventura.

16 de abril de 2009

Nota especial en cuadernillo

El hombre de la gabardina oscura ha vuelto a pasar por esta calle, varias veces. Ya he anotado que ha pasado y que siempre va mirando al suelo, para disimular, claro. Sé que esta nota me servirá más adelante.

15 de abril de 2009

Página sorprendida

Por primera vez escribo, en el cuadernilo azul, que a veces llamo diario, unas líneas en las que aletea un sol amarillo y un día claro. Por primera vez escribo que las aceras lucen, desde lo que alcanzo a ver desde mi ventana, saturadas sí, pero transitables y con la posiblidad de detenerse ante una tienda y con un disculpe quedarse allí de pie, sintiendo las mangas y hombros de los demás... creo que un poco más tarde bajaré a escribir mis notas en una de las mesas de La Fuente.

9 de abril de 2009

Por la plaza, todavía húmeda por la llovizna de la tarde, cruzan los transeúntes; unos presurosos, otros lentamente. Yo camino sin prisa, respiro el aire de la incipiente noche y me lleno de las luces de las farolas. No hace frío, pero el aire fresco reanima. Es una buena noche. Todo luce en paz.

Pasan los días

Pasan los días y extrañamente la tristeza ha amainado. Pasan los días y extrañamente el teatro del pasado ha mantenido su telón cerrado. Pasan los días y lo gris de las horas parece desvanecerse. Pasan los días y por la ventana entra una brisa suave que todo lo refresca. Ayer vi un perro callejero que cruzaba cabizbajo y sentí deseos de ayudarlo, no hice más, pero por lo menos dejé de pensar en mí unos instantes.

3 de abril de 2009

Tras la pista

Desde la mesa del café comencé a observar al tipo del maletín negro. Era un hombre aparentemente común y corriente, sin embargo, su mirada como distraída, como distante, y su forma de moverse, lo delatan. Sé, por su manera de tomar la taza y de sorber el café, que espera a alguien con quien tendrá tratos. Por eso lo vigilo. Este caso no me lo encargó nadie; no fui contratado, lo estoy atendiendo por mi propia cuenta, sólo por una corazonada. En el momento en el que lo vi bajar del camión, advertí que era un agente secreto. Tengo un año ya siguiéndolo, no he descubierto nada serio aún, pero ya cometerá un error y entonces...

El hombre del maletín negro, se levantó con suavidad sonriendo abiertamente, saludó a su esposa, con quien había quedado de verse; pidieron un café para ella y luego se enfrascaron en su cotidiana conversación: cómo estuvo el día en el trabajo, los niños entrarían a periodo de exámenes, la llave de la cocina comenzó a gotear otra vez...

Ya cometerá algún error y entonces...