Se levantó de la cama en donde había hecho el amor y dormido. Desnudo se dirigió a la ventana; la ciudad comenzaba a despertar. Recorrió con mirada ausente el panorama: algunos autos, alguien presuroso por una acera, alguien somnoliento por la otra; cuadros amarillos se empezaban a recortar en los edificios negros de noche y sueño.
La habitación estaba en penumbras, en el lecho, durmiendo aún, el joven amante; su cuerpo estaba relajado, cubierto apenas por la sábana.
Desde la ventana, con profunda tristeza, lo observó largamente por última vez, luego, saltó.
la historia del perro que se muerde la cola
Hace 15 años.